Ese antifaz que cubre
todos tus secretos, oculta tú verdadero ser de mà y de los demás; esa perfecta
mascarada que sirve como una vana ilusión, deja que el otro tenga un matiz
diferente de lo que en verdad eres, cuando surge un pequeño fragmento de duda,
como el perfecto mitómano que te gusta ser, das una casi convincente impresión de que esa es la realidad completa y absoluta, te
sigo el juego y provocas que sea participe de tu interminable
fiesta privada, bailamos este vals que parece nunca tener fin, me atrapas con
las zapatillas rojas impidiendo, de esta manera que pueda parar de bailar al
ritmo de tu propia música, esperando ingenuamente que en cualquier instante,
alguien pare este juego que con tanto gusto comenzaste.
El final no se ve
cerca, sin embargo cuando tú fiesta privada termine y caigan las máscaras, te darás
por fin cuenta de la realidad y tu mundo perfecto se destruirá como la frágil
burbuja de cristal que es realmente.
¡Te atreves a seguir con tu juego!
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