Todos nacemos con un destino, pocos se atreven a seguirlo. Existen quienes les da pereza avanzar y pagar el precio estipulado para su deseo, es más fácil ver como se desvanece en el aire, que materializarlo con esfuerzo. Nos acostumbramos a la idea de quedarnos en el suelo, “lamentando nuestra triste situación”.

 El mundo es de quienes tienen la fuerza para continuar, sin importar el contexto.
 Una amiga muy querida me dijo una vez -¿Cómo le hacen las personas que tienen éxito? ¿Cómo pudieron llegar en donde se encuentran?
 Yo le respondí con una sonrisa –viendo en cada problema una nueva oportunidad, ganar cada batalla que se nos presente. Quienes llegaron a la cima, obviamente no se quedaron estáticos en medio del camino-. 

Creamos el destino con nuestras manos cada día, hay quienes de la nada pudieron crear lo inimaginable.

¡Gracias a que tuvieron la valentía de intentarlo!