Tener miedo a un abismo que nosotros no le encontramos fondo está bien, pero no significa que no debamos aventarnos, las oportunidades a veces solo se presentan una vez en la vida y está en nuestras manos saber aprovecharlas a un que eso signifique renunciar a la seguridad de nuestra rutina, solo basta tener el valor de saltar para poder encontrar un mundo completo de posibilidades, somos nuestro destino. No basta vivir de hermosos recuerdos, y ver cómo avanza el tiempo sin que nosotros ágamos algo que no sea solo observar todo desde una burbuja, hay que aprender a abrir nuevas puertas, y cerrar con llave nuestro pasado; no dejarlo abierto por sí las dudas, saltar a lo desconocido es terrorífico pero es muy emocionante, tan solo basta con tener la certeza de que hay algo más que está ahí para nosotros, no sabemos que es pero si escuchamos que nos llama, no hay que hacer de oídos sordos, hay que acudir a ese llamado, ya que eso podría marcar nuestro destino. Todos nos dicen que deberíamos tener planes de vida, para tener claro nuestro futuro, para ser profesionales, para marcar la diferencia, en cierta parte estoy de acuerdo pero hay que estar conscientes que no todo sucede de acuerdo a nuestros planes de vez en cuando hay que dejarnos llevar; dejar que las cosas sucedan sin imponer nuestra voluntad, lo que queremos no siempre es lo mejor para nosotros, recuerdo haber leído una frase que me gustó mucho y me puso a reflexionar “la meta no es el objetivo, existe la posibilidad de que el camino en sí sea el objetivo de andar, la idea de transitar en un rumbo sin vivir cada paso como un examen, el placer de avanzar en una sola dirección”, cuando dejamos de empeñarnos en ir tras una meta de vanidades es cuando las oportunidades se acercan, como una polilla que sigue a la flama.
"La vida es aquello que te pasa mientras estas ocupado haciendo otros planes" John Lennon